lunes, 31 de octubre de 2011

Los extraterrestres nunca pararon en el Área 51

Esta semana anterior hemos estado hablando sobre la existencia o no de la vida extraterrestre, por eso hoy vamos a hablar sobre el tema. ¿Cuál es el foco principal de la vida extraterrestre? ¿Es el Área 51? ¿Qué es el Área 51? El Área 51 es una base militar y un destacamento remoto de la Base de la Fuerza Aérea de Edwards Las instalaciones están ubicadas en una región sureña de Nevada, al oeste de EE.UU. y a unos 133 km al noroeste de la ciudad de Las Vegas. Situada en el centro es un vasto aeródromo militar secreto. La principal finalidad de la base es la de apoyar el desarrollo de sistemas de armas y llevar a cabo pruebas con aeronaves experimentales. El secreto que rodea a la base y la política contradictoria del gobierno de los Estados Unidos afirmando que tal base no existe, ha llegado a convertirse en el tema principal de las teorías de conspiración y el fenómeno OVNI. Entre sus usos también parece estar el asignado por la CIA como uno de los puntos desde el cual partían vuelos espía en dirección a la URSS.


La realidad de Área 51 es que desde 1955 ha servido como lugar de desarrollo y campo de pruebas de los más avanzados -y a menudo extravagantes- prototipos de aviones militares de espionaje de EE UU, especialmente durante la guerra fría. Los U-2 fueron ensayados allí, como lo fueron los muy marcianos (y valga la expresión) diseños del programa OXCART de la CIA en los sesenta, que condujo al A-12 y al famoso SR-71 Blackbird y todas sus variantes, y, en los setenta, a los cazabombarderos F-117 Nighthawk. En todos los casos se trataba de conseguir aviones furtivos, silenciosos al radar, pájaros capaces de llevar a cabo penetraciones en las defensas enemigas sin ser detectados. Es imaginable el secretismo con el que se llevaron a cabo el desarrollo y las pruebas de estos aparatos, a menudo de extrañísima configuración, lo que provocó la natural alarma de los que observaron por azar sus vuelos -¡más de 2.850 el A-12!- sin saber qué diablos eran. Ni tan siquiera los presidentes estadounidenses, escribe Jacobsen, tuvieron conocimiento completo de lo que se hacía en Área 51. El libro de la conocida periodista, con entrevistas a pilotos e ingenieros, está lleno de interesantísimos detalles sobre la historia de la base. Recalca que de ovnis, nanay, aunque al Gobierno estadounidense le fue de perlas todo el fenómeno de los platillos volantes para despistar y disponer de una tapadera de lo que verdaderamente estaban haciendo en la base.

Jacobsen, sin embargo, en un giro espectacular, lanza la hipótesis de que lo que se estrelló en Roswell, Nuevo México, no fue un ovni ni un globo meteorológico como sostuvo el Gobierno, sino, agárrense, una aeronave soviética secreta basada en un prototipo nazi -el Horten Ho 229 o Gotha, un ala voladora- y ¡tripulado por adolescentes monstruosamente manipulados por Mengele (sí, el médico de Auschwitz) para parecer extraterrestres! Se habría tratado, dice, de una operación de Stalin para causar pánico en EE UU inspirada en el efecto de la retransmisión radiofónica de La guerra de los mundos por Orson Wells en 1938. La historia -casi parece más fácil creer en hombrecitos verdes- se la relató a Jacobsen un ingeniero del Área 51. Algunos de los chicos deformados, le relató, estaban aún vivos cuando los encontraron...
"Totalmente falso", afirma sin poder dejar escapar una risotada, el especialista en vuelo hipersónico Thornton D. Barnes, veterano del Área 51, donde trabajó en los años sesenta. "Toda la historia es una fantasía, los rusos no tenían aviones así". Barnes es uno de los personajes que ofrecen su testimonio en el documental de NGC. En una conversación telefónica con este diario recalcó que lo que hacían en la base, entre medidas de seguridad tremendas (se llegó a interrogar a los propios pilotos con pentotal), era desarrollar y probar aviones de tecnología stealth, furtiva.


La pregunta final es: ¿Se acabó el misterio del Área 51? Personalmente creo que nunca se sabrá todo, siempre habrá pequeños secretos que nunca sabremos.

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